04 noviembre 2006

MENTALIDADES ADVERSAS

Queridos amigos, hoy cedo mi blog a un amigo que tenía mucho interés en responder a Nuria la del Mollete. La homofoba ceutí.

Estimada criaturilla de mis entretelas,
Recuerdo al mejor amigo de mi padre cuando de pequeño íbamos a la playa las dos familias juntas. A ese hombre le encantaban las mujeres guapas, no cualquier mujer. Recuerdo que una vez me quedé estupefacto, y eso que era pequeño, al oír la expresión: hay mujeres que no tienen dignidad cuando se ponen bikinis y les llegan las tetas al ombligo, deberían coger sus maridos y taparles de arriba abajo con blancas sábanas. Él pensaba que una mujer que no tuviese un cuerpo diez no era quién para manifestarlo en bikini delante de niños, jubilados, etc. hiriendo su sensibilidad. Este amigo de mi padre, no era un retrógrado ni un facha, sino una persona que no está bien de la cabeza, y por supuesto de lo más intolerante que se pudiera encontrar.
A mis amigos les digo loca, mariconcilla del chocho, pelón, gusy-luz, en fin, adjetivos por doquier. A mis amigos. Sólo a mis amigos. Tengo amigos fachas. Y se los digo. ¿Por qué? Porque ellos, después de tanta amistad, me han dado el derecho de ponerles adjetivos varios. A mí también me los ponen. Cabrón (de cabra), mamón (de mamar), puta (de prostituta), gay (de good as you), homosexual (de relación sexual entre mismo sexo), etc. Ya sabe lo que significa gay, que soy igual que tú. Homófobo es aquel que siente fobia por los homosexuales (es que homosexualfobo queda un poco raro, ¿no crees listilla?. Y homosexual significa que mantiene relaciones sexuales sólo con personas de su mismo sexo). Me puedes llamar gay, homosexual, sarasa, mariconcillo, etc., si yo te permito que me llames así. Tengo un nombre, apellidos, mente muy brillante, con capacidad de meditar y de reflexionar al mismo tiempo (como tú dices que eres en tu escrito). Tengo un gran trabajo. Gracias a él puedo seguir estudiando. Siempre estoy estudiando. Estudio idiomas. También hago muchos cursos sobre diversos temas: política, ciencias biológicas, derecho fiscal, etc. Soy ingeniero. Soy funcionario de carrera. Doy clases en un instituto de educación secundaria, en el ciclo de administración de sistemas informáticos. ¿Por qué cuento todo esto? Porque soy, y soy mucho. ¿Y sabes qué?, no tengo que ir insultando a nadie para ganarme el pan de cada día (¡qué triste debe ser eso!). Mi exquisita formación me permite ir con la cabeza muy levantada. Me enseñaron a respetar. Enseño día a día a respetar.
Un alumno de bachillerato, hace unos días me contaba que odiaba a los ricos, que eran prepotentes y viciosos. Que en el futuro estudiaría para ser policía para ir a por ellos y quitar del medio al máximo número posible. El chico tenía 17 años.
Chavales de quince, dieciséis años discutían en el patio el otro día: las chicas feas deberían eliminarlas del planeta, porque una fea tenía más posibilidad de tener hijas feas que una guapa. Deberían ser todas guapas. ¡!Qué asco ver dos feos comiéndose la boca!!
O dos gordos!!. O dos viejos!!. Sólo pueden besarse los chicos jóvenes por la calle, que son los verdaderamente inconscientes y no tienen el suficiente respeto aún hacia los demás.
En el patio, las parejitas que tienen ganas de sentir cosillas se esconden en la esquina, y los niños y niñas más revoltosos están dándose patadas unos a los otros en el centro del patio, donde todos son vistos por todos los demás. La manifestación de la lucha está mejor vista que la del amor decía la empollona de segundo de bachillerato B.
¿Todas estas palabras parecen normales? Las voy a poner en mi voz “intencionadamente”. Los viejos no tienen derecho a besarse en público porque ya se les pasó el arroz, y la verdad, esas carnes arrugadas rozándose entre sí, un poco de asco sí que da (soy joven luego no me incluyo). Igual podríamos decir de los gordos sebosos. Qué asco, esas grasas acumuladas de años. Dios, lo pienso y me da un asco horrible (no soy gordo, sino todo lo contrario fibroso, guapo, y altamente atractivo). Nada tengo que decir de los minusválidos. Con trozos menos de carne, cómo van a mostrar en público cariños, besos y abrazos con los miembros que le restan (evidentemente, no me falta ningún miembro, todo lo contrario, estoy bien dotado de ellos). En definitiva, hay muchas cosas que me dan asco cuando se juntan y empiezan a expulsar saliva por la boca y rozar los miembros manifestándose día a día. ¿¡Qué pasa con la tostada “mantequillosa” de todas las mañanas!? ¿la vomito?, o, ¿se la resfriego por la cara a cualquiera que no me guste lo que hace porque va en contra de mis deseos?
Si estas palabras que aquí se escriben fueran la realidad de mi pensar, ¿merecería ser lapidado a base de arrojárseme miles de silletazos? Creo que la respuesta es sí.
Nadie tiene derecho de prohibir a nadie que manifieste el amor por alguien o por algo. Prohiban que se manifieste el ir en contra del amor.
Nuria querida. No escribo todo tu nombre para no hacerte publicidad gratuita, que es lo que buscas, todos lo sabemos. Ningún periodista (si eso es que eres) escribe una opinión de esa forma si no es con tal finalidad (tengo muchos amigos periodistas). Las carrozas del orgullo gay son más divertidas como objeto de reivindicación de un derecho no sólo legítimo sino natural que tu escrito de reivindicación heterosexual que tanto presumes que no haces. Así que sólo tengo por respuesta: que te lapiden bonita.

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