12 noviembre 2006

JUDY GARLAND. REPRESENTACIÓN DEL DIVISMO GAY




Judy Garland (1929-1969)

Nacida como Frances Ethel Gumm, era una actriz y cantante de Estados Unidos, considerada como una de las mejores cantantes de musicales de la historia del cine. Uno de sus maridos fue el director de cine Vicente Minnelli, con el que tuvo una hija, la también actriz y cantante Liza Minnelli de la que hablaremos en otro artículo. Murió por una sobredosis de barbitúricos cuando contaba con 47 años de edad.

Es difícil hacerse la idea de la importancia de Judy Garland para el mundo homosexual. Hoy día seguro que más de uno se preguntará que como una antigualla como ella podía serlo. Pero no tenia ni tiene nada que envidiar, ni mucho menos, a cualquier de las representantes gay que hoy consideramos divas.

En los años sesenta, la conexión entres Judy Garland y los homosexuales se daba por obvia. En los Diarios de Joe Orton se sugiere que a los homosexuales “de verdad” se les reconocía por tener un disco de ella.


La coincidencia entre los disturbios de Stonewall y el funeral de la diva tuvo una gran rendimiento simbólico: se habló del final de la era del armario, representada por Judy, y el principio de la era gay, política, de autoafirmación; llegaba el marica macho.

Fue una actriz americana considerada por muchos como una de las mejores actrices / cantantes de la Época Dorada de Hollywood en los musicales. La voz de la Garland ( a todas las divas si os fijais le ponemos el artículo delante, como la Callas) poseía un vibrato natural, el cual era capaz de mantener en un bajo tono de voz. Los efectos que proyectaba le permitían transmitir gran emoción al interpretar una canción.

La Garland sólo se ponía horrores y exhibió sus meteduras de pata como si fuesen heridas dignas de lástima. Y en prime time para más inri.
Creció en una familia consagrada al espectáculo ya que sus padres, Frank Gumm y Ethel Milne, y sus hermanos se dedicaban al teatro musical, en particular al mundo del vodevil . Se puede decir que la actriz comenzó a andar encima de un escenario a los tres años ya que aparecía en las funciones de sus familiares.

Poco después y cuando todavía era una niña, su madre la impulsó a crear junto con sus hermanas el conjunto femenino llamado “The Gumm Sisters Kiddie Act”. Fue en esta etapa cuando la pequeña Frances cambió su nombre por el de Judy Garland, bajo sugerencia del productor y actor George Jessel. A mediados de los años 30, y con el trío ya disuelto, Judy se dirigió con su madre a Hollywood para participar en varias pruebas cinematográficas que demostraron el elevado talento vocal de la gran intérprete. Y, a los 13 años, consiguió firmar un contrato con los estudios Metro Goldwyn Mayer (MGM), lugar en donde brillaría en imprescindibles títulos como “Pigskin Parade” (1936) y “Andrés Harvey de enamora” (1938).


Después de varios roles secundarios, a los 16 años consiguió el papel de Dorothy en la hoy mundialmente famosa película “El Mago de Oz” (1939), y desde ese entonces, es asociada con la canción “Over the Rainbow”. Esta actuación le valió un Oscar especial a la mejor actriz juvenil. Luego del éxito de “El Mago de Oz”, Garland se convirtió en una de las actrices más cotizadas de MGM.

Para continuar con el ritmo frenético de filmar una película después de la otra, Garland y un grupo de sus amigos actores, entre ellos Mickey Rooney, comenzaron a tomar anfetaminas y barbitúricos antes de dormir. Para Garland, esta constante dosis de drogas la llevaría a la drogadicción y a una lucha de por vida. Sus apariciones bajo la influencia de píldoras y con una pinta como acabada de salir de la lavadora hicieron historia.

La apariencia física de Garland era juzgada como inaceptable por MGM, y en muchas ocasiones se sentía poco atractiva. No poseía la clase de belleza que poseían sus compañeras, y esto le causaba gran ansiedad. Por lo tanto, Judy se sometió a grandes transformaciones durante su carrera. En 1944, MGM le dio a Garland una nueva maquilladora, Dorothy Ponedel. Ella cambió la apariencia de muchas formas, desde cambiar la forma de sus cejas hasta modificar la línea del pelo y la forma de sus labios. A Judy le agradaron tanto los resultados que siguió trabajando con Dorothy a través de todo su contrato con MGM.
En Septiembre de 1945 se casó con el director de películas Vincente Minnelli, y en 1946 dio a luz a su hija Liza. Poco tiempo después, el frustrante horario de trabajo empezó a afectar a Garland, lo que causó que faltara a varios días en los rodajes sus películas. En 1947, mientras filmaba “El Pirata”, Garland tuvo una crisis nerviosa. Luego, se hizo muy notorios los problemas emocionales que sufría Garland, lo que llevaron a que perdiera su contrato con MGM. Dos meses después, intentó suicidarse. Su inestabilidad emocional se reflejaba también en otros aspectos de su existencia. Judy como víctima del despótico sistema de la Metro, Judy a la que casaron con el homosexual Vicent Minnelli, Judy que nunca fue convencionalmente hermosa, Judy siempre levantándose tras la caida, Judy que vuelve entre los muertos. Judy que experimentó sexualmente con hombre, mujeres (se habla de romances con Dietrich y Piaf) y peluqueros (en el asiento trasero de un coche).

Judy la madre de Liza, a la que destrozó emocionalmente, de la que las malas lenguas no quisieron creer que era hija de su padre hasta que su parecido físico lo hacía innegable.

La vulnerabilidad que ya muestra en El Mago de Oz se puso a prueba en una carrera que fue mas breve de lo que parece. El hecho es que a los treinta y cuatro años ya se presentaba a ella misma como una vieja gloria y cantaba canciones de supervivencia.

El mejor momento del “factor Garland” fue el concierto en el Carnegie Hall el 23 de abril de 1961. Cualquier canción de aquella primera noche fue una afirmación de vida, una sublime interpretación: desde el explosivo “Come rain or come shine”, de Arlen y Mercer, hasta el íntimo y confesional “If love were all” de Coward, pasando por la carga emotiva de “The man that Got Away”, el puro goce de “Almost like Being in Love”, sin olvidar un nuevo “Over the Rainbow”. Fue una auténtica convención de protogays estadounidenses, algo que hoy en día sólo consigue Madonna.



Los gays se reconocían en ella: una mujer que lo tenía todo en contra y que aún era capaz de proyectar aquella voz tan potente, cantar como modo de supervivencia.

Cuando una amable anciana le pidió en un concierto que cantara “Sobre el Arcoiris” la Garland le respondió: “Ande, señora, que estoy de los arco iris que me salen por el culo”. Genio y figura.

La filmografía completa de la actriz la podéis ver en el siguiente link : http://spanish.imdb.com/name/nm0000023/

Bibliografía.
Alberto Mira. “Para entendernos”. Ediciones La Tempestad.

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