25 noviembre 2006

MAGNUS HIRSCHFIELD. REPRESENTACIÓN DEL ACTIVISMO GAY

Sexólogo alemán (1868-1935). Trabaja en dos campos que hoy se consideran incompatibles: la ciencia y el activismo político. Se trata de una personalidad fascinante que se halla en la cabeza de la delimitación de la homosexualidad moderna.
Hirschifield fue judío, homosexual y amante del travestismo. El fue el que en su libro “Travestis: La impulsión erótica al vestido cruzado” publicado en 1910 acuñó la palabra “travestido”.

Esto hizo de que detrás de sus acciones siempre se vieran motivaciones demasiado subjetivas, lo que le ganó la frecuente descalificación de sus contemporáneos. La homofobia del argumento es exasperante: es como decir que las mujeres no tienen derecho a ser feministas por que les falta objetividad al respecto.
A finales del siglo XIX encontramos en Alemania un ambiente de oposición al párrafo 175 del Código Penal, que castigaba los actos homosexuales entre hombre con penas de prisión ( nada se decía de las mujeres, lo cual en parte explica la tardía aparició un de activismo específicamente lesbiano).





Hirschifield realizó la carrera de medicina y pronto se interesó por los problemas sexuales. El trabajo de sexólogos como Ulrichs y Kraff-Ebbing había preparado el camino para una discusión científica de las identidades sexuales; en concreto, Hirschfield se basa en la obra del primero que describe al homosexual ( al que denomina uranista) a partir de la inversión.






Pero es el caso de Wilde lo que mueve a Hirschifield a dedicar su vida al tema de la homosexualidad, lo cual muestra el impulso fundamentalmente social que mueve a este autor. El segundo factor determinante en la carrera como activista de Hirschfield es el suicidio de un paciente, un militar homosexual que le escribe una larga carta en la que le dice que no puede soportar la presión y que no puede seguir viviendo si no es capaz de cambiar su orientación sexual. A partir de este momento dedica todo sus esfuerzos a la reforma legal.










En 1987 funda el Comité Científico- Humanitario, una de cuyas primeras funciones fue enviar una petición al Reichstag, firmada por personalidades intelectuales del calibre de Heinrich y Thomas Mann, el poeta Reiner Maria Rilke y el dramaturgo Gerhardt Hauptmann, para la desaparición de la infame cláusula. Al mismo tiempo funda la primera publicación periódica de estudios sobre la homosexualidad.










Parte de su labor consiste en difundir la presencia homosexual en la sociedad para lo cual realiza encuestas y sondeos ( que le llevan a concluir que el 5% de los hombres son homosexuales o bisexuales) y participa activamente en varios foros públicos: fue testigo en el caso Eulenburg en calidad de “experto”. Pero es precisamente a raiz de su aparición en juicio que su suerte empieza a cambiar; personalidades prominentes que habían proporcionado fondos para sus campañas no quieren verse asociado a un hombre cuya reputación es vulnerable. Hay que decir que la mayor presencia homosexual había venido acompañada por un miedo a la delación, a ser descubierto, a ser señalado con el dedo, que no benefició nada al activista.








Pero su personalidad apasionada le llevó a algunas decisiones que si bien hoy se habrían considerado un ejemplo de outing, en la época fueron consideradas erróneas, como el error de publicar el diario del industrial Alfred Krupp (en el que se detallaban deseos y experiencias homosexuales) cuando éste decidió retirarle su apoyo; Hirschfield fue acusado de ser causa directa del suicidio del millonario. La lucha de Hirschfield fracasó en sus objetivos, pero no acertar es el sino de los pioneros, y al menos sacó a la luz la homosexualidad y contribuyó al debate. La llegada de los nazis al poder acabaría con su carrera y destruyeron su instituto y todo lo que contenía. En 1933 se estableció en Francia, donde pasó sus últimos años.











Bibliografía.

Alberto Mira “Para Entendernos”

12 noviembre 2006

JUDY GARLAND. REPRESENTACIÓN DEL DIVISMO GAY




Judy Garland (1929-1969)

Nacida como Frances Ethel Gumm, era una actriz y cantante de Estados Unidos, considerada como una de las mejores cantantes de musicales de la historia del cine. Uno de sus maridos fue el director de cine Vicente Minnelli, con el que tuvo una hija, la también actriz y cantante Liza Minnelli de la que hablaremos en otro artículo. Murió por una sobredosis de barbitúricos cuando contaba con 47 años de edad.

Es difícil hacerse la idea de la importancia de Judy Garland para el mundo homosexual. Hoy día seguro que más de uno se preguntará que como una antigualla como ella podía serlo. Pero no tenia ni tiene nada que envidiar, ni mucho menos, a cualquier de las representantes gay que hoy consideramos divas.

En los años sesenta, la conexión entres Judy Garland y los homosexuales se daba por obvia. En los Diarios de Joe Orton se sugiere que a los homosexuales “de verdad” se les reconocía por tener un disco de ella.


La coincidencia entre los disturbios de Stonewall y el funeral de la diva tuvo una gran rendimiento simbólico: se habló del final de la era del armario, representada por Judy, y el principio de la era gay, política, de autoafirmación; llegaba el marica macho.

Fue una actriz americana considerada por muchos como una de las mejores actrices / cantantes de la Época Dorada de Hollywood en los musicales. La voz de la Garland ( a todas las divas si os fijais le ponemos el artículo delante, como la Callas) poseía un vibrato natural, el cual era capaz de mantener en un bajo tono de voz. Los efectos que proyectaba le permitían transmitir gran emoción al interpretar una canción.

La Garland sólo se ponía horrores y exhibió sus meteduras de pata como si fuesen heridas dignas de lástima. Y en prime time para más inri.
Creció en una familia consagrada al espectáculo ya que sus padres, Frank Gumm y Ethel Milne, y sus hermanos se dedicaban al teatro musical, en particular al mundo del vodevil . Se puede decir que la actriz comenzó a andar encima de un escenario a los tres años ya que aparecía en las funciones de sus familiares.

Poco después y cuando todavía era una niña, su madre la impulsó a crear junto con sus hermanas el conjunto femenino llamado “The Gumm Sisters Kiddie Act”. Fue en esta etapa cuando la pequeña Frances cambió su nombre por el de Judy Garland, bajo sugerencia del productor y actor George Jessel. A mediados de los años 30, y con el trío ya disuelto, Judy se dirigió con su madre a Hollywood para participar en varias pruebas cinematográficas que demostraron el elevado talento vocal de la gran intérprete. Y, a los 13 años, consiguió firmar un contrato con los estudios Metro Goldwyn Mayer (MGM), lugar en donde brillaría en imprescindibles títulos como “Pigskin Parade” (1936) y “Andrés Harvey de enamora” (1938).


Después de varios roles secundarios, a los 16 años consiguió el papel de Dorothy en la hoy mundialmente famosa película “El Mago de Oz” (1939), y desde ese entonces, es asociada con la canción “Over the Rainbow”. Esta actuación le valió un Oscar especial a la mejor actriz juvenil. Luego del éxito de “El Mago de Oz”, Garland se convirtió en una de las actrices más cotizadas de MGM.

Para continuar con el ritmo frenético de filmar una película después de la otra, Garland y un grupo de sus amigos actores, entre ellos Mickey Rooney, comenzaron a tomar anfetaminas y barbitúricos antes de dormir. Para Garland, esta constante dosis de drogas la llevaría a la drogadicción y a una lucha de por vida. Sus apariciones bajo la influencia de píldoras y con una pinta como acabada de salir de la lavadora hicieron historia.

La apariencia física de Garland era juzgada como inaceptable por MGM, y en muchas ocasiones se sentía poco atractiva. No poseía la clase de belleza que poseían sus compañeras, y esto le causaba gran ansiedad. Por lo tanto, Judy se sometió a grandes transformaciones durante su carrera. En 1944, MGM le dio a Garland una nueva maquilladora, Dorothy Ponedel. Ella cambió la apariencia de muchas formas, desde cambiar la forma de sus cejas hasta modificar la línea del pelo y la forma de sus labios. A Judy le agradaron tanto los resultados que siguió trabajando con Dorothy a través de todo su contrato con MGM.
En Septiembre de 1945 se casó con el director de películas Vincente Minnelli, y en 1946 dio a luz a su hija Liza. Poco tiempo después, el frustrante horario de trabajo empezó a afectar a Garland, lo que causó que faltara a varios días en los rodajes sus películas. En 1947, mientras filmaba “El Pirata”, Garland tuvo una crisis nerviosa. Luego, se hizo muy notorios los problemas emocionales que sufría Garland, lo que llevaron a que perdiera su contrato con MGM. Dos meses después, intentó suicidarse. Su inestabilidad emocional se reflejaba también en otros aspectos de su existencia. Judy como víctima del despótico sistema de la Metro, Judy a la que casaron con el homosexual Vicent Minnelli, Judy que nunca fue convencionalmente hermosa, Judy siempre levantándose tras la caida, Judy que vuelve entre los muertos. Judy que experimentó sexualmente con hombre, mujeres (se habla de romances con Dietrich y Piaf) y peluqueros (en el asiento trasero de un coche).

Judy la madre de Liza, a la que destrozó emocionalmente, de la que las malas lenguas no quisieron creer que era hija de su padre hasta que su parecido físico lo hacía innegable.

La vulnerabilidad que ya muestra en El Mago de Oz se puso a prueba en una carrera que fue mas breve de lo que parece. El hecho es que a los treinta y cuatro años ya se presentaba a ella misma como una vieja gloria y cantaba canciones de supervivencia.

El mejor momento del “factor Garland” fue el concierto en el Carnegie Hall el 23 de abril de 1961. Cualquier canción de aquella primera noche fue una afirmación de vida, una sublime interpretación: desde el explosivo “Come rain or come shine”, de Arlen y Mercer, hasta el íntimo y confesional “If love were all” de Coward, pasando por la carga emotiva de “The man that Got Away”, el puro goce de “Almost like Being in Love”, sin olvidar un nuevo “Over the Rainbow”. Fue una auténtica convención de protogays estadounidenses, algo que hoy en día sólo consigue Madonna.



Los gays se reconocían en ella: una mujer que lo tenía todo en contra y que aún era capaz de proyectar aquella voz tan potente, cantar como modo de supervivencia.

Cuando una amable anciana le pidió en un concierto que cantara “Sobre el Arcoiris” la Garland le respondió: “Ande, señora, que estoy de los arco iris que me salen por el culo”. Genio y figura.

La filmografía completa de la actriz la podéis ver en el siguiente link : http://spanish.imdb.com/name/nm0000023/

Bibliografía.
Alberto Mira. “Para entendernos”. Ediciones La Tempestad.

04 noviembre 2006

MENTALIDADES ADVERSAS

Queridos amigos, hoy cedo mi blog a un amigo que tenía mucho interés en responder a Nuria la del Mollete. La homofoba ceutí.

Estimada criaturilla de mis entretelas,
Recuerdo al mejor amigo de mi padre cuando de pequeño íbamos a la playa las dos familias juntas. A ese hombre le encantaban las mujeres guapas, no cualquier mujer. Recuerdo que una vez me quedé estupefacto, y eso que era pequeño, al oír la expresión: hay mujeres que no tienen dignidad cuando se ponen bikinis y les llegan las tetas al ombligo, deberían coger sus maridos y taparles de arriba abajo con blancas sábanas. Él pensaba que una mujer que no tuviese un cuerpo diez no era quién para manifestarlo en bikini delante de niños, jubilados, etc. hiriendo su sensibilidad. Este amigo de mi padre, no era un retrógrado ni un facha, sino una persona que no está bien de la cabeza, y por supuesto de lo más intolerante que se pudiera encontrar.
A mis amigos les digo loca, mariconcilla del chocho, pelón, gusy-luz, en fin, adjetivos por doquier. A mis amigos. Sólo a mis amigos. Tengo amigos fachas. Y se los digo. ¿Por qué? Porque ellos, después de tanta amistad, me han dado el derecho de ponerles adjetivos varios. A mí también me los ponen. Cabrón (de cabra), mamón (de mamar), puta (de prostituta), gay (de good as you), homosexual (de relación sexual entre mismo sexo), etc. Ya sabe lo que significa gay, que soy igual que tú. Homófobo es aquel que siente fobia por los homosexuales (es que homosexualfobo queda un poco raro, ¿no crees listilla?. Y homosexual significa que mantiene relaciones sexuales sólo con personas de su mismo sexo). Me puedes llamar gay, homosexual, sarasa, mariconcillo, etc., si yo te permito que me llames así. Tengo un nombre, apellidos, mente muy brillante, con capacidad de meditar y de reflexionar al mismo tiempo (como tú dices que eres en tu escrito). Tengo un gran trabajo. Gracias a él puedo seguir estudiando. Siempre estoy estudiando. Estudio idiomas. También hago muchos cursos sobre diversos temas: política, ciencias biológicas, derecho fiscal, etc. Soy ingeniero. Soy funcionario de carrera. Doy clases en un instituto de educación secundaria, en el ciclo de administración de sistemas informáticos. ¿Por qué cuento todo esto? Porque soy, y soy mucho. ¿Y sabes qué?, no tengo que ir insultando a nadie para ganarme el pan de cada día (¡qué triste debe ser eso!). Mi exquisita formación me permite ir con la cabeza muy levantada. Me enseñaron a respetar. Enseño día a día a respetar.
Un alumno de bachillerato, hace unos días me contaba que odiaba a los ricos, que eran prepotentes y viciosos. Que en el futuro estudiaría para ser policía para ir a por ellos y quitar del medio al máximo número posible. El chico tenía 17 años.
Chavales de quince, dieciséis años discutían en el patio el otro día: las chicas feas deberían eliminarlas del planeta, porque una fea tenía más posibilidad de tener hijas feas que una guapa. Deberían ser todas guapas. ¡!Qué asco ver dos feos comiéndose la boca!!
O dos gordos!!. O dos viejos!!. Sólo pueden besarse los chicos jóvenes por la calle, que son los verdaderamente inconscientes y no tienen el suficiente respeto aún hacia los demás.
En el patio, las parejitas que tienen ganas de sentir cosillas se esconden en la esquina, y los niños y niñas más revoltosos están dándose patadas unos a los otros en el centro del patio, donde todos son vistos por todos los demás. La manifestación de la lucha está mejor vista que la del amor decía la empollona de segundo de bachillerato B.
¿Todas estas palabras parecen normales? Las voy a poner en mi voz “intencionadamente”. Los viejos no tienen derecho a besarse en público porque ya se les pasó el arroz, y la verdad, esas carnes arrugadas rozándose entre sí, un poco de asco sí que da (soy joven luego no me incluyo). Igual podríamos decir de los gordos sebosos. Qué asco, esas grasas acumuladas de años. Dios, lo pienso y me da un asco horrible (no soy gordo, sino todo lo contrario fibroso, guapo, y altamente atractivo). Nada tengo que decir de los minusválidos. Con trozos menos de carne, cómo van a mostrar en público cariños, besos y abrazos con los miembros que le restan (evidentemente, no me falta ningún miembro, todo lo contrario, estoy bien dotado de ellos). En definitiva, hay muchas cosas que me dan asco cuando se juntan y empiezan a expulsar saliva por la boca y rozar los miembros manifestándose día a día. ¿¡Qué pasa con la tostada “mantequillosa” de todas las mañanas!? ¿la vomito?, o, ¿se la resfriego por la cara a cualquiera que no me guste lo que hace porque va en contra de mis deseos?
Si estas palabras que aquí se escriben fueran la realidad de mi pensar, ¿merecería ser lapidado a base de arrojárseme miles de silletazos? Creo que la respuesta es sí.
Nadie tiene derecho de prohibir a nadie que manifieste el amor por alguien o por algo. Prohiban que se manifieste el ir en contra del amor.
Nuria querida. No escribo todo tu nombre para no hacerte publicidad gratuita, que es lo que buscas, todos lo sabemos. Ningún periodista (si eso es que eres) escribe una opinión de esa forma si no es con tal finalidad (tengo muchos amigos periodistas). Las carrozas del orgullo gay son más divertidas como objeto de reivindicación de un derecho no sólo legítimo sino natural que tu escrito de reivindicación heterosexual que tanto presumes que no haces. Así que sólo tengo por respuesta: que te lapiden bonita.